domingo, 19 de octubre de 2008

Arrestados y arrastrados

En la comisaría esperando a que la situación se arregle

La obra del borracho singular entra en su octavo mes de temporada, el escenario es la Plaza Mayor de la Ciudad. Este mes nos pusimos como meta mejorar la obra a nivel de vestuario y utilería, Por eso es que conseguimos unas insignias oficiles de la policia Nacional de Turismo y ecología.

Salimos muy contentos el día del estreno de nuevo vestuario y utilería, nos fue muy bien, incluso dos policias vieron la función y no hubo ningun problema, pero al siguiente día una joven policía de turismo vió el momento de la obra en que en medio de la confuncion la policía toma un sorbo de vino para luego escupirlo y tal parece esto melló en su honor por lo cual comunicó inmediatamente a sus superiores, quienes nos pusieron sobre aviso que tendríamos que ir a la comisaría, ya que usar insignias oficiales de la PNP esta prohibido y es delito penal. Nosotros quedamos de una pieza ya que recién nos enterábamos del asunto.

El público de inmediato nos defendió, aduciendo que en el cine y TV usan esos uniformes y no dicen nada, la gente increpaba a los policias que vayan a atrapar a los verdaderos criminales que vestidos de policias roban bancos y estafan a personas de bien. "claro es más fácil llevarse a los artistas" argumentaban.

La prensa llegó y dió su poca fundamentada versión de los hechos, finalmente Arte Urbano se encontraba en la comisaría y lo que pudo haber terminado, rápidamente, con tan solo un llamdo de atención, se convirtió en un papeleo engorroso, todo a causa de la ineptitud de Una joven policia del Turismo carente de buen humor y sin la entereza suficiente como para aceptar las críticas que mediante el teatro se manifiestan.

Gracias a Dios existen policías más sensatos y con mucho más experiencia y es gracias a ellos que todo lo acontencido terminó como lo que era una "ocurrencia"

Arte Urbano sigue ahora presentando la obra y gozando de esa comunión maravillosa que existe con el púlico de a pie cada vez que salimos a ocupar las plazas y calles de nuestra amada ciudad, para cual quermos lo mejor, sin tratar de desprestigiar a nadie, pero sí mostrando nuestros propios errores, los cuales son superables. Sino somos capaces de vernos reflejados en nuestras malas actitudes y reconocerlas, jamás podremos crecer, como personas, istituciones y menos como país.

En la plaza mayor nuestra actriz vistiendo el uniforme de la discordía

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